Llamamos wearables a los productos tecnológicos ponibles, es decir, que llevamos encima, en movimiento, que están permanentemente encendidos y cuya tecnología nos facilita o ayuda en cualquier actividad que estemos realizando. Los wearables pueden ir desde la llamada ropa inteligente (con sensores de actividad), a las gafas, pero sin duda los que más han funcionado en el mercado son los que se llevan en nuestra muñeca: los smartwatchs, o relojes inteligentes, y las pulseras de actividad o smartbands.
Mucha gente que se interesa por estos productos no tiene claro qué es lo que le conviene. La respuesta es simple: hay que pensar bien para qué quieres el producto.
Si principalmente estás pensando en la actividad física, en el deporte, quizás con una pulsera de actividad puedes tener más que suficiente.
Hay marcas tecnológicas muy vinculadas al deporte que se han especializado en el desarrollo de pulseras de actividad. Es el caso de Garmin, con sus modelos Vivofit y Vivosmart, con diferencias entre ellos (la Vivosmart tiene más funciones) pero en ambos casos ligeras, cómodas de llevar y muy fiables en su pulsómetro y podómetro (conteo de pasos diarios, distancias recorridas y el cálculo de calorías quemadas). En el caso de la Vivosmart, además, se sincroniza con tu smartphone y vibra cuando recibes una llamada, un whatsapp, SMS o e-mail. Es sorprendente la cantidad de funciones que llega a tener un pequeño brazalete como éste, que se enlaza via bluetooth a la aplicación instalada en tu smartphone para medir tus resultados día a día y establecer cual es la evolución de tus caminatas o entrenamientos.
Además de Garmin, Polar tiene también varios modelos con capacidades similares, las Loop 2 o la más completa A360, cuya batería puede llegar a durar hasta dos semanas y dispone de una pantalla TFT a todo color.
En el caso de los smartwacht, la diferencia está en que además de poder registrar toda tu actividad de la misma manera que lo hace una smartband (integran pulsómetro y podómetro) , estos dispositivos van más allá y se acercan a las capacidades de un smartphone, con un sistema operativo similar al que tienes en tu teléfono inteligente y con aplicaciones específicas adaptadas al tamaño y a la usabilidad de la pantalla del reloj.
En este caso, destacamos los smartwatchs de Samsung, los Gear y Gear 2, su pantalla Super Amoled te permite hacer y recibir llamadas desde el móvil, comprobar mensajes y consultar notificaciones. Cuando empiezas a usar estos dispositivos, que te evitan tener que sacar el móvil del bolsillo, te das cuenta de las innumerables veces al día que lo hacemos.
El no va más de estos dispositivos, en el caso de Samsung, es el Gear S2, un smartwatch de esfera circular y un original bisel giratorio que permite cambiar las funciones del dispositivo, con una memoria RAM de 512 MB y 4 GB de memoria interna.
En el caso de estos Smartwatch, te permiten alojar música y sincronizarla por bluetooth con tus auriculares (sin que la música tenga que estar alojada en el teléfono, sino que está en la memoria del reloj), o cambiar el canal de la tele desde el smartwatch.
Así que ya sabes, si buscas ir un paso más allá de la medición de tus entrenamientos y carreras, las posibilidades que abre un smartwatch (y la velocidad a la que crecen las aplicaciones pensadas para ellos) harán que te entren ganas de tener uno. Ahora bien, si vas centrado al deporte, y prefieres un dispositivo al que darle guerra sin miedo, las pulseras de actividad son también una garantía.
